Evaluación de la carga física durante las intervenciones quirúrgicas
La prevención de riesgos laborales en el entorno sanitario ha cobrado una relevancia creciente en los últimos años, especialmente en áreas tan críticas como los quirófanos. Aunque tradicionalmente se ha centrado la atención en los riesgos biológicos y químicos, la carga física que enfrentan los profesionales durante las intervenciones quirúrgicas representa un factor de riesgo significativo que merece especial atención.
Médicos cirujanos, instrumentistas y enfermeros se ven expuestos a posturas forzadas, esfuerzos repetitivos, manipulación de instrumental pesado y jornadas prolongadas en posiciones estáticas, lo que puede derivar en lesiones musculoesqueléticas a corto, medio y largo plazo.
Este artículo tiene como objetivo analizar y evaluar los principales factores de carga física durante las intervenciones quirúrgicas, en el marco de un plan de prevención de riesgos laborales, proponiendo medidas correctoras que favorezcan entornos quirúrgicos más saludables, seguros y eficientes.
Carga física en el entorno quirúrgico
La carga física se refiere al conjunto de exigencias biomecánicas que una tarea impone al sistema musculoesquelético del trabajador. En el caso del personal quirúrgico, estas exigencias están relacionadas con:
– Permanencia prolongada de pie
– Posturas forzadas del cuello, espalda y extremidades
– Movimientos repetitivos de muñeca y hombros
– Elevada concentración mental que impide cambios posturales
– Manipulación de pacientes o equipos quirúrgicos pesados
Todos estos factores pueden derivar en trastornos musculoesqueléticos (TME), especialmente en zonas como el cuello, hombros, espalda baja y extremidades superiores.
Evaluación de los riesgos laborales
Una correcta evaluación de riesgos laborales en el quirófano debe comenzar por el análisis detallado de las tareas que realiza cada miembro del equipo quirúrgico. Para ello, se pueden utilizar herramientas como:
– Observación directa durante intervenciones reales
– Cuestionarios ergonómicos (como el REBA o RULA)
– Encuestas de percepción del riesgo entre los trabajadores
– Medición de tiempos de exposición y posturas mediante sensores o grabaciones
Este análisis permitirá identificar los puntos críticos y establecer medidas preventivas adecuadas, ajustadas a la realidad del entorno quirúrgico.
Factores de riesgo físico identificados
Entre los principales factores de riesgo físico en quirófano se destacan:
1- Posturas forzadas y estáticas
Los cirujanos, anestesistas e instrumentistas pueden pasar entre 2 y 8 horas en posturas que comprometen la alineación corporal. Por ejemplo, la inclinación constante del cuello para visualizar el campo quirúrgico o el mantenimiento de los brazos elevados para operar.
2- Manipulación de cargas
Aunque el uso de equipos asistidos ha reducido esta carga, sigue existiendo manipulación de pacientes, equipos de iluminación, mesas quirúrgicas, y bandejas con instrumental pesado.
3- Trabajo repetitivo
Las intervenciones que requieren movimientos repetidos (como las laparoscopias) aumentan la fatiga muscular, especialmente en dedos, muñecas y hombros.
4- Tiempo de exposición
El número de horas seguidas que un trabajador permanece en quirófano influye directamente en la aparición de fatiga, dolor y lesiones.
Incorporación al Plan PRL
Todas estas consideraciones deben integrarse de forma estructurada en el plan de prevención de riesgos laborales (plan PRL) de cada centro sanitario. Este plan debe contemplar de forma específica:
– La evaluación inicial y periódica de los riesgos ergonómicos en quirófano.
– El diseño de protocolos de trabajo seguro para cada tipo de intervención.
– La incorporación de equipos ergonómicos (mesas regulables, soportes para brazos, pantallas ajustables).
– La planificación de pausas activas y rotación de tareas.
– La formación continua del personal en higiene postural y ergonomía.
Medidas preventivas y correctoras
Una vez identificados los riesgos laborales, el plan PRL debe incluir una serie de medidas preventivas y correctoras adaptadas a la actividad quirúrgica:
1- Diseño ergonómico del entorno
– Revisión y adecuación de la altura de las mesas quirúrgicas y de los monitores.
– Uso de alfombras antifatiga para disminuir la presión en las extremidades inferiores.
– Reordenación del espacio para minimizar movimientos innecesarios.
2- Mejora del instrumental
– Sustitución de herramientas pesadas por versiones más ligeras y ergonómicas.
– Implementación de sistemas de sujeción automática de instrumental.
3- Pausas activas y rotación
– Establecimiento de descansos planificados durante las intervenciones prolongadas.
– Relevo en tareas que impliquen mayor carga física.
4- Formación específica
– Cursos de sensibilización en prevención de riesgos laborales enfocados en ergonomía.
– Entrenamiento en técnicas de manipulación segura de cargas y movilización de pacientes.
Evaluación continua y mejora del plan
El plan de prevención de riesgos laborales no debe ser un documento estático, sino un proceso dinámico y en constante evolución. Para ello es fundamental:
– Realizar auditorías internas y externas periódicas.
– Evaluar la eficacia de las medidas implementadas.
– Escuchar activamente a los trabajadores, quienes mejor conocen los riesgos laborales de su entorno.
– Promover la cultura preventiva desde la dirección hasta los operativos.
La evaluación de la carga física en intervenciones quirúrgicas es una necesidad urgente dentro de los servicios de salud, no solo para proteger la salud del personal, sino también para garantizar una atención médica segura y de calidad. Invertir en la ergonomía del entorno quirúrgico y en la implantación efectiva del plan PRL es una estrategia que redunda en beneficios tanto humanos como organizacionales.
La prevención de riesgos laborales debe dejar de ser vista como una obligación normativa y convertirse en un pilar fundamental de la gestión sanitaria moderna. La reducción de lesiones musculoesqueléticas, la mejora del bienestar del personal y el aumento de la productividad son solo algunos de los beneficios que aporta una correcta gestión de los riesgos físicos en quirófano.
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